Los campos de concentración fueron - Dachau, Buchenwald, Sachsenhausen- Stutthof, Flössenburg, Auschwitz, Gross Rosen, Theresienstadt, Bergen-Belsen y los situados entre el Vístula y el Volga - Belzec, Maidanek, Sobidor, Treblinka -. Los habitantes de los campos de concentración fueron entonces, todo tipo de polacos, belgas, holandeses, franceses, griegos, yugoslavos y, muy abundantes en este caso, soviéticos. |
En diciembre de 1941, el decreto Nachtund Nebel-Noche y Niebla- advertía de la extinción segura, por cauces inmediatos o bien a través del ingreso en campos de concentración, para todos aquellos que osaran ofrecer resistencia al sistema. |
A la altura también de 1941 - noviembre, lo más tarde-, es seguro que la decisión de exterminar a todos los judíos de Europa estaba tomada. |
TODO SE APROVECHA, HASTA LAS CENIZAS
Las crecientes necesidades de la industria de guerra fueron cubiertas por la población civil deportada de los países vencidos. Procedentes de éstos, más de 20 millones de personas fueron esclavizadas -en su mayor parte rusos y polacos- aportando pingües beneficios a las empresas que los empleaban y a las SS. Cuando el prisionero había sido reducido a un deshecho humano, inútil para el trabajo, era liquidado, rindiendo su último tributo al Reich: se comercializaba su grasa para hacer jabón, sus huesos para fabricar fertilizantes, sus cabellos para la industria textil... Sólo el campo de Auschwitz entregó 60 toneladas de cabello a la fábrica de fieltro Alex Zink, que pagó por ellas 30.000 marcos; 7.000 kilos más, preparados para su envío, hallaron los soviético al ocupar el campo. Hubo empresas que se constituyeron para aprovechar los últimos residuos humanos, como la acción Reinhard, que adquiría a las SS cuantas pertenencias de los prisioneros pudieran ser comercializadas: relojes, cadenas, joyas, dientes, etc. |
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